Unidad 8 Población española

Tema 8. La población española
Este tema lo podemos dividir en los siguientes apartados:
FUENTES DEMOGRÁFICAS
DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN
MOVIMIENTO NATURAL DE LA POBLACIÓN
MOVIMIENTOS MIGRATORIOS
CRECIMIENTO REAL DE LA POBLACIÓN
ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
FUTURO DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA

1. FUENTES DEMOGRÁFICAS
Para estudiar la población utilizamos cuatro tipos de fuentes: el censo (recogida de datos cada diez años –en los años acabados en uno- sobre sexo, edad, estado civil, lugar de nacimiento, nacionalidad, etc.; es un documento estático que refleja el estado de la población en el momento en que está realizado), el padrón municipal (registro de los vecinos de un municipio con datos demográficos, económicos y sociales, realizado cada año y actualizado constantemente con nacimientos, defunciones, etc.), el registro civil (que anota nacimientos, defunciones y matrimonios y con sus datos el INE realiza las estadísticas de Movimiento Natural de Población) y otras fuentes (estadísticas, encuestas…)
2. DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN
Las características de la distribución tienen relación en primer lugar con la densidad de población (relación entre la población y la superficie: en España en 2008 son 91 habitantes por kilómetros cuadrados –inferior a la media europea que es de 110- ) pero encontramos fuertes desequilibrios espaciales, con zonas de alta densidad como Madrid, Baleares, Canarias, Ceuta, Melilla y otras de baja densidad como Castilla-La Mancha o zonas de montaña.
Los factores explicativos de la distribución los dividimos en tres momentos, la época preindustrial –en que la población era abundante en Castilla y baja en la periferia-, la época industrial –entre mediados del XIX y 1975, con aumento en Madrid, litoral turístico e industrial y zonas de alto crecimiento natural como Galicia, Murcia o Andalucía y pérdida en el interior como en las dos castillas o en Extremadura- y la época posindustrial a partir del 75 en que tienden a mitigarse los contrastes pero que refuerzan la posición de Madrid y el Valle del Ebro, apoyándose en los emigrantes retornados, nueva inmigración, desarrollo del sector servicios, etc.
3. MOVIMIENTO NATURAL DE LA POBLACIÓN
El movimiento natural es el crecimiento o decrecimiento de la población por causas naturales. Para ello se emplean una serie de tasas (ver página 278) que miden la natalidad –natalidad, fecundidad, índice sintético de fecundidad-, mortalidad –mortalidad, mortalidad infantil y esperanza de vida- y crecimiento natural-crecimiento en cifras absolutas y relativas-.
Con respecto a los regímenes demográficos, hay que indicar que hay tres: 1. el antiguo (hasta principios del S.XX con altas tasas de natalidad –por predominio de la economía y sociedad rurales y por la inexistencia de sistemas eficaces para controlar los nacimientos-, altas tasas de mortalidad –con dieta escasa, enfermedades, guerras, malas cosechas, escaso desarrollo sanitario e higiénico, altas tasas de mortalidad infantil y esperanza de vida baja- y crecimiento natural bajo con oscilaciones debidas a las crisis de sobremortalidad); 2. el modelo de transición (entre 1900 y 1975, en que la natalidad descendió de forma suave y discontinua –en la década de los 20 aumenta por la prosperidad económica, entre 1930 y 56 desciende por los efectos de la Guerra Civil y la posguerra, entre el 56 y el 65 se recupera con el “baby boom” gracias a la prosperidad económica, entre el 65 y 75 coincidiendo con la última etapa del desarrollismo disminuye el tamaño de la familia por la consolidación de un modo de vida urbano e industrial, con problemas de vivienda, etc.- y descenso continuo y acusado de la mortalidad -excepto con la gripe de 1918 y la Guerra Civil, debido al incremento del nivel de vida y los avances médicos, caída de la mortalidad infantil con avances en la pediatría y aumento de la esperanza de vida- así como crecimiento natural alto); 3. el modelo actual (a partir de 1975 (con natalidad baja, mortalidad baja y mayor esperanza de vida –especialmente entre las mujeres- con crecimiento natural bajo).
Los desequilibrios territoriales muestran diferencias por diferentes estructuras por edades con envejecimiento o no de la población. Así, hay comunidades con mayor dinamismo (Andalucía, Ceuta, Melilla, Murcia que muestran pautas natalistas tradicionales, Canarias y Navarra con motivos más excepcionales, Madrid, Cataluña, Valencia y Baleares por inmigración interna, y en todas ellas por llegada de extranjeros) y comunidades en declive demográfico (Galicia, zonas de la cornisa cantábrica y del interior).
4. MOVIMIENTOS MIGRATORIOS
Además del crecimiento natural –relacionado con natalidad y mortalidad- la población se ve afectada por los movimientos migratorios. Distinguimos entre emigración –salida de población de una zona- e inmigración –llegada de población a una zona-. El saldo migratorio es el balance entre la inmigración y la emigración (SM= I-E, si es + indica inmigración y si es – indica emigración). Vamos a hablar de las migraciones interiores y exteriores y la inmigración extranjera.
Las migraciones internas se dividen en tradicionales e internas. Las tradicionales se desarrollan hasta 1975, por motivos laborales y flujo campo-ciudad, con personas jóvenes de baja cualificación laboral. Fueron estacionales con la vendimia, siega, recogida de la aceituna, pero también permanentes, con el éxodo rural que se produce entre 1960 y 75, con cuatro etapas (primer tercio del siglo XX con exceso de mano de obra agrícola tras la filoxera en la vid, que se dirige a Madrid, Barcelona o País Vasco normalmente en forma de cascada –pasando de la aldea a la cabecera comarca, a la capital de provincia y de ahí a las zonas antes citadas-; Guerra civil y posguerra con autarquía y estancamiento del éxodo rural; entre 1950 y 75 con la crisis de la agricultura tradicional por la mecanización y el boom industrial y turístico, que llevan población a Madrid, eje del Mediterráneo, eje del Ebro, Baleares y Canarias; desde 1975 el éxodo rural decae incluso convirtiéndose en negativo por la reconversión industrial, retorno de jubilados, etc.). Las consecuencias son demográficas (se vacía el interior donde la población envejece y hay aumento de densidad en grandes ciudades y periferia donde la población rejuvenece), económicas (descenso de rendimientos y productividad en zonas rurales y congestión con aumento del precio de viviendas etc. en zonas urbanas), sociales (problemas de asimilación en integración, tensiones nacionalistas) y medioambientales (contaminación,
abandono de espacios naturales, etc.). Las actuales tienen motivaciones más variadas, flujos pluridireccionales –entre municipios, entre zonas de provincias limítrofes, etc.-, el perfil es más diverso –jóvenes y no tan jóvenes, diferentes niveles de cualificación-, los tipos son laborales (personas entre 20 y 39 años, con ralentización hacia otras provincias y diferencias –saldo positivo en el eje Mediterráneo excepto Barcelona y eje del Ebro excepto Zaragoza, alternativamente positivo o negativo en muchas provincias y negativo en Madrid, País Vasco, Ávila, Asturias, Burgos, etc.), residenciales (debido al precio de la vivienda, con trabajadores madrileños que van a vivir a Guadalajara o Toledo o bilbaínos a Cantabria), de retorno (jubilados, jóvenes que pierden o cambian de trabajo, vuelta al mundo rural…) y movimientos habituales (por motivos de ocio o trabajo); las consecuencias son desequilibrios demográficos y económicos, cambios en la composición social y modos de vida, sobreenvejecimiento y problemas de acceso en horas punta.
Las migraciones exteriores se dividen fundamentalmente entre las destinadas a otros continentes y las destinadas a Europa. La transoceánica se dirige generalmente a América Latina y secundariamente a Estados Unidos, Canadá y Australia; se distinguen dos etapas de auge y dos de crisis: 1. auge entre mediados del XIX y 1914, con la construcción de grandes infraestructuras en América Latina que necesitan mano de obra abundante y nuevas expectativas económicas, con gentes procedentes de Galicia, Asturias y Canarias que van a Cuba, Argentina, Brasil, y son principalmente varones jóvenes, solteros y con bajo nivel de cualificación; 2. Caída entre 1914 y 45, por la inseguridad de las guerras, la crisis del 29 y la Guerra Civil; 3. Auge entre 1945 y 60, aunque sin alcanzar las cifras de comienzos de siglo, hacia Argentina, Venezuela y Brasil, con menos asturianos que ahora ponen su interés en la siderurgia cantábrica, y una emigración familiar y de mayor cualificación; 4. Descenso desde 1960 con el declive de la economía latinoamericana. La emigración europea tiene tres etapas; 1. Hasta mediados del siglo XX escasa y estacional, con obreros de la construcción, agricultores y servicio doméstico y algo más tarde por refugiados de la Guerra Civil; 2. entre 1950 y 73 permanente, con un gran auge, por el aumento de paro en España y la oferta de empleo en Europa por su auge económico, con emigrantes procedentes de Galicia y Andalucía –aunque también de otras zonas- y destino en Francia, Alemania y Suiza y un perfil de adultos jóvenes poco cualificados; 3. Desde 1973 coincidiendo con la crisis del petróleo, desciende e incluso es negativa por el retorno de españoles. Las consecuencias de las migraciones exteriores son demográficas (descenso de población en España y desequilibrios territoriales), económicas (positivas al aliviar el paro y traer divisas procedentes de los emigrantes y negativas al ser invertidas por los bancos mayormente en áreas desarrolladas, provocando desequilibrios), y sociales (desarraigo, retorno en malas condiciones, etc.). En la actualidad España ha dejado de ser un país de emigración??? No exactamente: población joven y cualificada ante la crisis económica busca salidas en el exterior (también para perfeccionar idiomas como el inglés!!!!!).
La inmigración extranjera se lleva a cabo desde la década de los 80 pero se acelera desde 1995. En 2008 la población extranjera superaba los 5 millones de personas, divididos entre los nacionalizados, los legales (unos 4 millones) y los ilegales (unas 200.000 personas). Las causas son: la necesidad de mano de obra en España (crecimiento económico, cambio social con empleos que ya no quieren hacer los españoles, diferencias salariales…) y la búsqueda de mejorar su vida por personas extranjeras. De estos inmigrantes (que son un 12% de la población, la procedencia es de Rumanía -900.000-, Marruecos -800.000-, Reino Unido -400.000-, Ecuador y Colombia –unos 300.000 cada uno-; a pesar de su visibilidad, chinos, dominicanos y subsaharianos son escasos -175.000 chinos-; actualmente la inmigración que
más crece es la de Paraguay y Bolivia. Como curiosidades hay que indicar que los búlgaros son los extranjeros mayoritarios en Segovia y Valladolid, que los ancianos europeos buscan la suavidad climática española (pero mientras los ingleses prefieren Alicante y Málaga los alemanes prefieren Mallorca) y que en Alfaz de Pi –Alicante- se encuentra la segunda mayor colonia de noruegos emigrantes del mundo. El destino (aunque en todas las provincias hay un porcentaje significativo de extranjeros) son los grandes centros urbanos y las comunidades de Madrid, Cataluña, Canarias, Baleares y Valencia. Su perfil es de comunitarios jubilados o por motivos laborales y extracomunitarios por motivos laborales o de ocio, algunos por cercanía (norteafricanos) y otros por facilidades legales y lingüísticas (América Latina). Las consecuencias de la inmigración son demográficas (más población, más natalidad), económicas (más población activa, más presión a la baja de los salarios) y sociales (xenofobia, matrimonios mixtos con españoles, dificultades de integración). Debido a la crisis económica hay un creciente número de inmigrantes que están retornando a sus países de origen o se desplazan a otros países europeos. La política inmigratoria española está influida por las leyes internacionales y la política de la UE y las medidas principales siguen la línea de la colaboración con los países emisores, la ordenación de los flujos migratorios, el impulso de la integración y la lucha contra la inmigración clandestina (importante este punto en la actualidad, con la alarma social ante el asalto continuo por parte de subsaharianos de la valla de Melilla).
5. CRECIMIENTO REAL DE LA POBLACIÓN
Se obtiene sumando el crecimiento natural (nacimientos-defunciones) al saldo migratorio (emigrantes-inmigrantes). Desde mediados del XIX la población casi se ha multiplicado por 3, pero el crecimiento no ha sido constante (entre mediados del XIX y comienzos del XX el crecimiento fue bajo, entre 1990 y 1975 es elevado, entre el 75 y 2000 muy bajo –sobre todo por el hundimiento de la natalidad- y desde el 2000 elevado –sobre todo por la inmigración-).
6. ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
Vamos a dividirla en estructura por sexo y edad y por estructura económica.
Por sexo se mide por la tasa de masculinidad (número de varones por cien y todo ello dividido por el número de mujeres) o feminidad (al revés). Nacen más niños que niñas pero se van equilibrando en la cincuentena y la mayor esperanza de vida de las mujeres hace que haya muchas más ancianas que ancianos. Los varones suelen emigrar más que las mujeres.
Por edad encontramos que España tiene una población envejecida. La estructura por edad se mide en población joven (0-14 años), adulta (15 a 64) y anciana (65 en adelante); Índice de juventud: población de 0-14 años por cien y todo ello dividido entre la población total e Índice de envejecimiento: población de más de 65 años por cien y todo ello dividido entre la población total. Se considera que es una población joven si supera su índice el 35% y envejecida si su índice supera el 12% (en España se considera envejecida porque el índice de juventud es del 14% y el de envejecimiento del 16%!!!!!!!) Y las causas el desplome de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida). Los factores que influyen son la natalidad, la mortalidad, el aumento de esperanza de vida, la emigración… Las comunidades más jóvenes son las del sur peninsular y Madrid, mientras que las más envejecidas son Galicia y el interior peninsular. Las consecuencias de este envejecimiento son la desaceleración económica, la elevación del gasto en pensiones, el incremento del gasto sanitario y el aumento de las cargas familiares.
Con respecto a la estructura económica veremos la población activa y los sectores productivos. La población activa es el conjunto de personas de 16 años y más que proporcionan mano de obra. Comprende la población activa ocupada (recibe una retribución por su trabajo) y desocupada (en paro o en búsqueda del primer empleo); la inactiva no busca trabajo o no está en disposición de realizarlo (labores del hogar, estudiantes, pensionistas); los factores que influyen son el porcentaje de ancianos y jóvenes, la emigración e inmigración, el nivel económico y educativo, la incorporación de la mujer al mundo laboral, etc.; tres tipos de tasas podemos utilizar: 1. Tasa de actividad: se calcula de tres maneras, siempre multiplicando la población activa por cien, pero a la hora de dividir se puede hacer entre la población total, entre los habitantes entre 16 y 64 años o entre los de 16 o más años. Tiene dos etapas, desde principios del siglo XX hasta 1990, con incorporación de la mujer al trabajo, retraso de la edad laboral hasta los 16 años o emigración al exterior, y desde 1990 con un fuerte crecimiento por el crecimiento económico y la inmigración. Esta tasa varía según el sexo (con aumento de la tasa femenina por el cambio de mentalidad, control de la natalidad y necesidad familiar de un segundo salario, la edad o el territorio), la edad (las mayores tasas en los varones entre los 35 y 39 años y en las mujeres entre los 25 y 29 años) y el territorio (mayores en zonas de dinamismo económico o diversificación ocupacional –Madrid, Valencia, Cataluña, Navarra- y menores en zonas de población joven –Andalucía- o envejecida –Galicia, Castilla-León- o con reconversiones industriales –Asturias, País Vasco-); 2. Tasa de paro: población activa desocupada por cien dividido entre la población activa total; ha pasado por varias etapas: hasta 1973 no fue grave y no superaba el 3% debido a la emigración exterior y la escasa incorporación de la mujer al mundo laboral, entre el 73 y el 85 sube por la crisis económica, incorporación de la mujer y de los jóvenes procedentes del “baby boom” y los emigrantes retornados, entre 1985 y 95 con ligeros atrasos y adelantos, del 95 al 2008 con tasas bajas debido a la buena coyuntura económica y la flexibilización laboral y en la actualidad con una altísima tasa, superior al 25% debido a la profunda crisis económica y al escaso impacto de las medidas tomadas. Las variaciones se dan en función del sexo (mayor paro femenino), edad (desempleo juvenil y superior a los 50 años), comunidad autónoma (muy alta en Andalucía, Extremadura y Canarias –superior al 30%- y menor en Navarra y País Vasco -12%-) y nivel de instrucción (más alta cuanto menor formación y cualificación se tiene, de ahí la importancia de la educación!!!!!!!!).
Lo vuelvo a repetir por si alguien no se ha enterado: y nivel de instrucción (más alta cuanto menor formación y cualificación se tiene, de ahí la importancia de la educación!!!!!!!!).

Los sectores económicos son tres y en ellos se distribuye la población activa. El sector primario incluye la agricultura, ganadería, pesca, explotación forestal y minería y ha pasado del 63% a principios del S.XX al 4% en 2008. El sector secundario comprende la industria y la construcción y ha pasado del 16 al 27% en el periodo señalado –cifra similar en la actualidad a los países industrializados europeos-. El sector terciario comprende el transporte, turismo, comercio, sanidad, educación… Es el sector de los servicios y ha pasado del 18 al 68% debido al aumento del nivel económico y el nivel de vida, los cambios en los otros sectores –que liberan mano de obra-, el incremento de los servicios públicos, la creciente incorporación de la mujer al mundo laboral. Por regiones, tenemos un predominio del sector primario en Galicia, Andalucía o
Murcia, del secundario en Cataluña, Navarra o País Vasco y del terciario en Madrid, Baleares y Canarias.

7. FUTURO DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA
Es difícil hacer previsiones dado el carácter cambiante de los tiempos y la fuerte relación con el crecimiento o la crisis en la economía. España pasó de ser un país natalista, joven y emigratorio para ser un país poco natalista, envejecido e inmigratorio.
Las previsiones más aceptadas indican que la tasa de natalidad crecerá algo pero después probablemente decrecerá, al llegar a edad fértil un sector femenino poco numeroso y afectado por condiciones sociolaborales adversas. La tasa de mortalidad crecerá algo debido al envejecimiento de la población. Así, el crecimiento natural se volvería negativo en la década de 2020. Con respecto a la emigración, aumentaría entre los españoles hacia el exterior (Estados Unidos, Alemania, etc. especialmente entre la población de 20 a 35 años) y descendería entre los inmigrantes (especialmente los procedentes de América Latina). Por sexo, seguiría habiendo más varones entre los jóvenes y más mujeres entre los ancianos. Por edad, España sería en 2050 uno de los países más envejecidos del mundo con un 13% de jóvenes y un 30% de ancianos. Con respecto a la estructura económica esperamos que descienda la tasa de paro y seguirá aumentando el porcentaje del sector terciario a costa de los otro

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